“Fue escenario de castigos tremendamente crueles y fue modelo del sistema de campos, ordenado y eficaz. Su gestor principal, Theodor Eicke, nombrado por Heinrich Himmler, fué el responsable de que los prisioneros fueran considerados como enemigos infrahumanos del Estado y del especial tratamiento, en forma de castigos aniquiladores desde el punto de vista físico y psicológico. En Dachau se realizaron también cientos de experimentos médicos ilegales e inhumanos.”
La porcelana producida y sellada con la marca de la SS Allach, se consumían para agasajar y premiar a ciertos personajes, para fomentar el misticismo particular expropiado y alterado de este régimen entre el pueblo alemán, además de fuente de riqueza y ganancias para el mismo régimen.
Hoy, las piezas marcadas con las runas entrelazadas de las SS, alcanzan precios muy elevados en el mercado del coleccionismo de arte, antigüedades y militaría. El hecho de que estas piezas estén el mercado sigue fomentando la imagen de la porcelana como símbolo de poder y vanidad, alcanzando miles de euros, precio que el sistema otorga a unas piezas que la historia que las envuelve es inhumana y que esta manchada de sangre y dolor. Lo que contribuye a que este material siga siendo entendido e interpretado como símbolo de poder en prácticamente toda la historia y evolución de esta materia.
Todas las personas que nos adentramos a trabajar la porcelana, debemos ser conscientes de lo que esta materia encierra, es un material que llega a obsesionarte, a pretender superarte a ti misma a través de ella y llegar a conseguir piezas en forma de retos, que es la propia materia la que los supera. El cuidado y habilidad riguroso y requerido para poder sacar del horno piezas enteras, la capacidad que tiene de soportar elevadas temperaturas, su resistencia y sublime calidad , su extrema sensibilidad y su memoria hace que podamos sanarla y repararla , aunque no exista suficiente oro para subsanar las heridas de su historia.
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